Tengo recuerdos, tormentos que se agrupan en mi conciencia, ¿remordimientos?... quizás...
Cuándo el fin se veía venir y nada podíamos hacer, no encontraba salida al fin, para dejarte partir.
Sabía que el final era inminente, ya nadie más podía hacer... si es cierto que mamá cargó con todo, quizás por eso me "recuérdote tanto" de aquellos últimos días, de mi segunda semana de vacaciones, de los días más largos del mundo, de la noche más desesperante y más eterna.
De no poder cerrar los ojos y verte tumbado agonizando, con las manos atadas sin poder hacer nada.
No puedo evitar emocionarme, porque aquello es lo más duro que viví hasta el momento, mi parte más dura, mi final inminente, mis lágrimas rebosantes, mis crisis nerviosas, mis lloros a escondidas, nadie sabe más de si mismo, del sufrimiento que conlleva la muerte de un enfermo, que nada puede hacer, que nadie puede hacer nada.
Tenía que escapar, de aquella cárcel que veía venir, era evidente que te ibas y no queríamos dejarte ir.
El mar era mi... escondite, mi vía de escape, mi paz, mi descanso.
Me atormento tanto...
Porque debía haber pasado más tiempo al lado de mamá, porque te fuiste sin avisar... sin esperarme, sin conocer, sin... y la vida se nos quedó vacía de todo.
